xoves, 22 de febreiro de 2018

LAS CHICAS SON DE CIENCIAS, Irene Cívico & Sergio Parra


IRENE CÍVICO & SERGIO PARRA, Las chicas son de ciencias, Montena, Barcelona, 2018, 242 páxinas.

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A liña cronolóxica destas 25 científicas que cambiaron el mundo vai desde Agnodice (siglo IV a.c) a May Britt Mosser (nada no 1963).
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MILEVA MARIC 

   Gracias a la conservación de las cartas que se enviaban Albert Einstein y su esposa, Mileva Maric, sabemos que ambos hablaban de muchas cosas: amigos, cotilleos, amores... y que, además, Einstein también consultaba con ella todos sus asuntos científicos. De hecho, Einstein siempre se refería a ello como «nuestro trabajo» y «nuestra investigación». Sin embargo, ¿sabéis quien obtuvo el Premio Nobel por el desarrollo de la teoría de la relatividad? Lo habéis adivinado: Albert Einistein. El nombre de Mileva no aparecía en la papeleta. Ella sencillamente pasó a la historia como la primera esposa del físico genial y excéntrico del siglo XX.
   Desgraciadamente, nunca sabremos hasta qué punto Mileva colaboró en el desarrollo de las innovadoras teorías de Einstein, porque los matrimonios tienen un gran espacio privado en el que no podemos entrar y tampoco tenemos máquinas del tiempo (todavía). Sin embargo, muchos historiadores afirman que la teoría de la relatividad de Einstein está inspirada en trabajos de Mileva que había presentado cuando estudiaba en la Escuela Politécnica de Zurich. Así como que la teoría del efecto fotoeléctrico tiene su origen también en los trabajos de Milera cuando estudiaba en Heilderberg con el profesor Lenard. Cada vez está más claro, que Albert, sin Mileva, probablemente nunca hubiese triunfado de la manera tan espectacular como lo hizo.
   Eso no significa que Einstein no fuera genial, ojo, pero está claro que sin Mileva le habría faltado una pieza fundamental. Se conocieron estudiando y, al finalizar sus clases a Mileva v Einstein les pusieron notas similares (4,7 y 4,6, respectivamente), excepto en física aplicada donde ella obtuvo la máxima puntuación de 5, y él solo un 1 (¡ups!). De hecho, se dice que Mileva era bastante más crack en matemáticas que Einstein, y que ella era quien le ayudaba a trasladar sus intuiciones a formulas matemáticas. Y es que nuestra Mileva no solo tenía una sólida formación en matemáticas, física y medicina sino que era, directamente, brillante. De hecho, en ninguno de los colegios en los que estudió admitían a mujeres, pero le concedieron permisos especiales porque su mente era tan impresionante que todos querían que estudiase en sus aulas.
   Os podéis imaginar que con este talentazo, Mileva destacaba muchísimo en los estudios y ya iba camino de doctorarse peeero... se quedó embarazada. Y Einstein y ella no estaban casados. Y la época en la que vivían no era la nuestra, así que la obligaron a abandonar los estudios y no obtuvo el doctorado que tanto soñaba, aunque solo le faltaba aprobar el examen final. Rabia máxima, sí.
   A pesar de su brillantez y que Einstein era consdente de ello, puesto que consultaba todos los temas científicos con ella, en casa la obligaba a ocuparse de todas las tareas del hogar. Mientras Mileva nunca recibió un premio ni ninguna clase de reconocimiento por sus contribuciones a las teorías de Einstein, pero no le importaba porque ella era reservada y modesta. Dicen que Mileva nunca firmó sus estudios junto al nombre de Albert porque quería que él triunfase por encima de todo. Y vaya si lo consiguió. Pero gracias a su mente privilegiada y a sus fuertes principios (recordad, que cada uno se lave lo suyo y esas cosas básicas), para nosotros Mileva siempre será la madre de la teoría de la relatividad.

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