CENTRO
Al primer resquicio del alba,
las ventanas de un lado de la casa
se escarchan con una fría luz naranja,
y en cada ventana de pálido azul
del otro lado
cuelga una luna llena, un resplandor blanco, redondo.
Miro a un lado, luego al otro,
pasando de habitación en habitación
como si entre países o partes de mi vida.
Entonces me detengo y me paro en el medio,
extiendo ambos brazos
como el hombre de Leonardo, desnudo en un círculo perfecto.
Y cuando comienzo a girar lentamente
siento a toda la casa dar vueltas conmigo,
rotando libre de la tierra.
El sol y la luna en todas las ventanas
se mueven, también, con las puntas de mis dedos,
el sistema solar girando por grados
conmigo, el ególatra de las mañanas,
girando en pantuflas sobre la alfombra del pasillo,
llevando al frío naranja, azul y blanco
a dar una vuelta callada y sin prisa,
todo rueda y brújula, eje y carrete,
tan despierto como jamás lo estaré.
Billy Collins
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