[NC PAR sie]
SE BUSCA
El hombre puso un anuncio en el periódico: «Concha, te sigo queriendo. Mañana a las cinco en el segundo banco de la Plaza de las tres fuentes, según entras a la izquierda».
Un cuarto de hora antes de la fijada se sentó en el banco. Fueron llegando las Conchas. A cada una le ponía la mejor cara posible, no quería parecer desagradecido, pero ninguna era la que esperaba. Una tras otra se fueron marchando, algo decepcionadas, aquellas mujeres endomingadas y de piernas más o menos bonitas.
Concha observó todo, escondida tras una adelfa. Le habría dado una segunda oportunidad. Pensaba en eso mientras el hombre y la última de las mujeres se alejaban con una especie de esperanza en la mirada.
El hombre puso un anuncio en el periódico: «Concha, te sigo queriendo. Mañana a las cinco en el segundo banco de la Plaza de las tres fuentes, según entras a la izquierda».
Un cuarto de hora antes de la fijada se sentó en el banco. Fueron llegando las Conchas. A cada una le ponía la mejor cara posible, no quería parecer desagradecido, pero ninguna era la que esperaba. Una tras otra se fueron marchando, algo decepcionadas, aquellas mujeres endomingadas y de piernas más o menos bonitas.
Concha observó todo, escondida tras una adelfa. Le habría dado una segunda oportunidad. Pensaba en eso mientras el hombre y la última de las mujeres se alejaban con una especie de esperanza en la mirada.
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