sábado, 21 de marzo de 2020

DÍA INTERNACIONAL DE LA POESÍA

Hoxe 21 de marzo, como todos os días, a poesía pode sere ese asa á que botar a man para non deixarmos caer. Porque non hai maior poesía que o perseverante e máxico feito de existir.


TIEMPO DE TRANSFORMACIÓN

Y la gente se quedó en casa.
Y leyó libros y escuchó.
Y descansó y se ejercitó.
E hizo arte y jugó.
Y aprendió nuevas formas de ser.
Y se detuvo.

Y escuchó más profundamente. Alguno meditaba.
Alguno rezaba.
Alguno bailaba.
Alguno se encontró con su propia sombra.
Y la gente empezó a pensar de forma diferente.

Y la gente se curó.
Y en ausencia de personas que viven de manera ignorante.
Peligrosos.
Sin sentido y sin corazón.
Incluso la tierra comenzó a sanar.

Y cuando el peligro terminó.
Y la gente se encontró de nuevo.
Lloraron por los muertos.
Y tomaron nuevas decisiones.
Y soñaron nuevas visiones.
Y crearon nuevas formas de vida.
Y sanaron la tierra completamente.
Tal y como ellos fueron curados.


&
Fotografía: Aroa Gómez Rañales
***



La poesía no es una delicadeza decorativa, sino una intensidad de la mirada que despierta a la conciencia.

FRANCISCO JAVIER IRAZOKI, Orquesta de desaparecidos, Hiperión, Madrid, 2015, p. 11. 

***

¿Y si la poesía fuera un olvido del perro que te mordió la sangre/
una delicia falsa / una fuga en mí mayor / un invento de lo
que nunca se podrá decir? ¿Y si fuera la negación de la calle/
la bosta de un caballo / el suicidio de los ojos agudos? ¿Y si
fuera lo que es en cualquier parte y nunca avisa? ¿Y si fuera?

JUAN GELMAN, Hoy, Visor, Madrid, 2014, p. 307.

***
Es bueno a veces para la poesía que nos decepcione.
 Robert Hass
***

Mientras dura la vida, ¿dónde se esconderá la muerte? Debe de haber un error en algún sitio, una equivocación, algo descolocado. ¡Ay, la insistencia del desorden! ¡La terca obstinación pautada dentro del caos! ¡Ay, la persecución de una rara armonía mientras la muerte horada con sus dientes el antiguo rescoldo de la vida! Algo late con ritmo acelerado y la muerte se esconde avergonzada como si recordase que una vez tuvo madre. Y corre hacia ninguna parte a decirle a mamá que la perdone, que ha sido sin querer que todo es un descuido pero que esta sera la última vez, que ha sido sin mala intención. Y se va de puntillas con la cabeza gacha murmurando que la culpa no es suya. 

FRANCISCA AGUIRRE, Ensayo general, Calambur, Madrid, 2018, página 581.

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