É certo que os relatos de Pedro Mairal e Somingo Villar captan o interese de moitos lectores...
Tamén o dese cabaliño que, pode ser, estea a soñar con deixar de ser un xoguete e comezar a rinchar...
É certo que os relatos de Pedro Mairal e Somingo Villar captan o interese de moitos lectores...
Tamén o dese cabaliño que, pode ser, estea a soñar con deixar de ser un xoguete e comezar a rinchar...
No entardecer da terra,
O sopro do longo outono
Amareleceu o chão.
Fernando Pessoa
Así, comezamos a semana, aproveitando a tregua, ao abrigo de San Miguel.
Felices anacronismos!
Que a Jane Austen (que imaxinou Ana Jarén) estea a ler a Ana María Matute...
Que entre as ringleiras dos tomos desa magnífica biblioteca, atope acubillo a ficción que Maggie O'Farrell publicará no ano 2020...
Que Antonio Rivero Taravillo dialogue con Luis Cernuda alí onde o amor ás letras os veña de reunir a conversar...
A Biblioteca Sebastián Buedo Jiménez organiza, por sexto ano consecutivo, o concurso artístico-literario que permitirá a edición do Calendario Aguiar.
Todos os alumnos que desexen participar, farán unha ilustración relativa a un dos doce meses do ano.
As ilustracións deberán adoptar unha disposición horizontal.
Acompañará á ilustración unha frase curta en galego, referida ao mes elexido. Esa frase, irá no reverso da lámina ou nun papel anexo.
Os traballos, orixinais, serán entregados aos profesores de Educación Plástica e Visual ou na Secretaría.
A data límite será será o martes 15 de outubro.
Paula Fernández Carral
Os doce mellores traballos conformarán o calendario Aguiar para o próximo 2026.
Estes son os feitos inequívos:
Nós, curso tras curso, asumimos, con delectación e consciencia, o risco...
O Alto Risco da lectura.
Xa sentimos a chamada do iodo, o salitre, a area e as algas...
Por iso, para pechar esta última semana de Hora de ler, que mellores suxestións de lectura que un poema da artista multidisciplinar Sol Mariño e os relatos A veces en verano de Lucia Berlin e Lectura de un verano de Bernard Malamud.
Reiteramos, mesmo ao comezo do mes de xuño, a nosa querencia polos riscos...
Aínda temos folgos para ler unha selección de microrrelatos futboleiros e un relato da nosa exlumna Clara Rodríguez Núñez.
Que difícil interpretar a vontade dos artistas!
A ilustración de Fernando Vicente parece querer falar dos libros como un escudo que protexe das feridas; pero tamén do xúbilo de ler textos como os de Xavier Franco Alonso e Roxana Villareal.
O canto acompaña á lectura.
Nesta semana repenican os dedos na pelica da pandeireta: a lectura pode ser canto.
Nesta semana na que se conmemora o Día do libro, que mellor ilustración que a que nos agasallou a nosa [ex]alumna Nuria Beiro.
Os lectores poderán escoller entre unha antoloxía de microrrelatos que serven de homenaxe á súa peripecia; e o primeiro capítulo da primeira gran novela moderna, traducido ao galego por Valentín Arias López.
EL LIBRO
En el tronco de un haya una pareja de enamorados ha grabado un corazón traspasado por una flecha. Inés y Luis son sus nombres inscritos en la corteza plateada a punta de navaja. Fue hace muchos años. El árbol era todavía joven cuando la pareja de enamorados pasó por aquí. El tronco, ya muerto, al crecer ha ensanchado y corroído los trazos. Un experto en botánica podría descubrir el tiempo exacto que ha pasado, aunque en este caso no es necesario, puesto que debajo del corazón herido hay una fecha. 23 de abril de 1968. Al pie de este árbol discurre un río apacible cuyas aguas, como la vida, puede que se hayan llevado al mar o a la tumba la memoria de estos amantes. Pero lo escrito, escrito está. Etimológicamente el vocablo libro se deriva del latín liber, que significa la capa fibrosa que hay debajo de la corteza de ciertos árboles. Plinio el Viejo cuenta que los romanos escribían sobre estas cortezas antes de que se descubriera el papiro. Libro y libre tienen en latín la misma raíz. Lectura y libertad son pasiones que siempre acaban por encontrarse. El Día del Libro fue instituido en recuerdo del aniversario de la muerte de Cervantes cuando los vientos saludables anunciaban que la República estaba al llegar. Tampoco 1968 fue un mal año. Tal vez aquella pareja de enamorados, Inés y Luis, hijos del Mayo francés, habían estrenado los primeros vaqueros y habían puesto el dedo en el arcén para viajar en autostop a París con un libro de poemas de Dylan Thomas en la mochila. O tal vez nada. Puede que no fueran conscientes del significado del 23 de abril, pero al grabar sobre el tronco del haya un corazón, una fecha y sus nombres habían regresado sin saberlo al origen del libro, que radica en la corteza de los árboles, donde los antiguos griegos y romanos escribieron los primeros pensamientos y las primeras palabras de amor.
MANUEL VICENT, El libro, El País, 19 de abril 2015.
En 2011, la Editorial Turner publicó el ensayo de Inmaculada de la Fuente, El exilio interior. La vida de María Moliner.
En 2013, el Teatro de la Abadía, estrenó El diccionario, obra por la que Manuel Calzada Pérez, mereció el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2014.
En el 2016, se estrenó María Moliner, una ópera contemporánea de Antoni Parera, con libreto de Lucía Vilanova.
Vicky Calavia publicó en 2017 el largometraje documental María Moliner. Tendiendo palabras.
Son estos ejemplos de que, aunque, es cierto que la muy relevante figura de Doña María Moliner no ha sido debidamente elevada al altar que le corresponde en el imaginario colectivo, sí ha suscitado, en los últimos años, el interés de significativos artistas y ensayistas.
La nueva novela de Andrés Neuman, Hasta que empieza a brillar (Alfaguara, Madrid, 2015), se añade a esta justa reivindicación de Doña María Moliner.
Andrés Neuman consigue, con diversas estrategias narrativas, que el lector halle más focos de interés que el poderosísimo personaje principal de la mujer, a la que Gabriel García Márquez atribuyó en su famoso obituario La mujer que escribió un diccionario (El País, Madrid, 10 de febrero de 1981) «remendar calcetines»1
La novela se sostiene sobre una viga maestra: La visita I [pp. 15-17], La visita II [pp. 77-80], La visita III [pp. 159-162], y La visita IV [pp. 259-261].
La visita constituye un relato marco o, mejor aún, un ácido diálogo teatral con felices y poéticas acotaciones.
Otoño de 1972.
Vivienda familiar. Calle Moguer, Madrid.
Doña María Moliner recibe en su casa a su amigo de juventud, Dámaso Alonso, Sito. Una visita incómoda.
Los ha dejado deliberadamente solos su hija Carmina, que ha salido a pasear con su dependiente padre. «Igual que algunos de tus colegas, cada día más ciego», le dirá a Dámaso cuando este pregunte por su marido, Fernando.
Dámaso ha venido para consolarla por no haber sido admitida como académica de la RAE. Doña María responde al anuncio del Presidente de la Real Academia de la Lengua con una de las herramientas del perdedor: la mordacidad.
Su posición, Dámaso lo sabe, es extremadamente débil: es
consciente de lo que él representa en un
país en el que un «ogro seboso y chivato» siempre vence. Y ambos lamentan que este no sea el país que podría haber llegado a ser.
Para parapetarse en su defensa, Sito se refugia en la nostalgia y evoca una juventud común durante la Guerra Civil, por eso afloran los versos de Lorca: «El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero... El tiempo va sobre el sueño hundido hasta los cabellos...». La memoria no le falla. «Ojalá no me acordara tanto».
Doña María, en un amargo adiós, lo acompaña hasta el portal, donde se despedirá de él con «los brazos sobre el pecho para defenderse del frío». Un frío, teñido por el revoloteo de hojas amarillas, que atraviesa también el tuétano del lector.
Pivotan sobre esta viga las secuencias 1900-1930 [pp. 19-74], 1930-1950 [pp. 77-155], 1950-1972 [pp. 163-256], y 1972-1975
[pp. 265-277].
Para componer cada una de estas otras cuatro piezas, Andrés Neuman ha elegido un narrador en tercera persona, en apariencia omnisciente, que focaliza el relato desde la perspectiva de María Juana Moliner Ruiz.
El relato de la futura mujer insigne, sucede cronológicamente, reflejando cada uno de los hitos de una familia culta, que procuró educar a hijas e hijos en el deseo de saber. Este afán llevará a María y a sus hermanos a perseverar en ese empeño, incluso, desde la adversidad, tras perder una posición económica, relativamente desahogada, por el abandono paterno.
El lector puede advertir en el texto de Neuman un muy notable trabajo de documentación, que sutilmente acompaña al relato, sin ahogarlo con referencias.
A través de la peripecia vital de Doña María Moliner, podrá rememorar la importancia del Krausismo en la renovación pedagógica del país (Institución Libre de Enseñanza, la Residencia de Estudiantes, la Residencia de Señoritas, las Misiones Pedagógicas) y aproximarse a las figuras más importantes de la Segunda República, la inmediatamente posterior Guerra civil y el abismo de la dictadura.
No obstante, Neuman acude a la inventio no sólo para reconstruir las vivencias acreditables históricamente, sino también para suponer, por ejemplo, la hermosa y guadianesca relación entre Doña María y Luis Buñuel, retratar una nueva afectividad en las figuras de Carmen Conde y Amanda Junquera o crear el magnífico personaje de Rosario Vílchez.
Hasta que empieza a brillar relata la terrible historia de ese periodo de nuestro país desde la perspectiva de una mujer insigne a la que le fue negado el reconocimiento en vida, porque que Dámaso Alonso no fuese capaz de propiciar que María Moliner se convirtiera en la primera mujer en la RAE, no sólo constituyó para él y, por supuesto, para Doña María Moliner, un fracaso personal, sino que resultó ser otro éxito de la Historia de la Infamia de España.
Y siendo Hasta que empieza a brillar un relato de una época, también es una magnífica radiografía de una mujer con un talento excepcional. Neuman demuestra una maestría narrativa deslumbrante en momentos clave de la novela.
En la secuencia 1950-1972 el lector acompaña a Doña María en la tarea titánica de la creación de su diccionario. Las constantes reflexiones sobre el lenguaje reflejan de qué manera la lengua reproduce las estructuras del poder. Por ello, la deconstrucción de las definiciones del Diccionario de la Academia resulta ser un elíptico y heroico intento de desmontar el pensamiento de una sociedad dictatorial.
También brilla la secuencia 1972-1975 en la que Neuman elige la forma del mensaje perfecta para mostrar el terriblemente doloroso balbuceo final.
El narrador en tercera persona se mantiene en El cristal [281-292], aunque la focalización se traslade a los hijos y nietos de María Moliner.
Un misterioso epílogo al servicio de la etimología: Cogitare, coitare, cuitar, cuidar.
Un triste, pero muy bello final.
Francisco Rodríguez Coloma
&
ECO & MJPF
María Moliner -para decirlo del modo más corto- hizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana. Se llama Diccionario de uso del español, tiene dos tomos de casi 3.000 páginas en total, que pesan tres kilos, y viene a ser, en consecuencia, más de dos veces más largo que el de la Real Academia de la Lengua, y -a mi juicio- más de dos veces mejor. María Moliner lo escribió en las horas que le dejaba libre su empleo de bibliotecaria, y el que ella consideraba su verdadero oficio: remendar calcetines. Uno de sus hijos, a quien le preguntaron hace poco cuántos hermanos tenía, contestó: «Dos varones, una hembra y el diccionario».
Sería un anacronismo afirmar que as neniñas do cadro de Hugo Salmson estás a ler un libro de Etgar Keret ou de Virgilio Piñera, pois estes autores aínda nin naceran.
O inequívoco é que son moitas as persoas que non queren ver a súa lectura interrumpida.
Como frontispicio das primeiras suxestións de lectura do mes de abril (un relato de Luisa Villata e unha antoloxía de textos de Andrés Neuman, autor que visitará este mes o noso centro) os famosos versos de T. S. Eliot:
April is the cruellest month, breeding
Lilacs out of the dead land, mixing
Memory and desire, stirring
Dull roots with spring rain.
Nesta ocasión temos que dicir que Dante non podería estar a ler a Alberto Moravia, Erri di Luca ou ás poetas italianas que conforman as suxestións de lectura desta semana.
Ou si?
Nesta [micro]semana lectiva, algúns xa non saben que facer para estar cómodos...
Nós insistimos en atopar a postura idónea, como fai o lector da ilustración de Bruno Munari, autor tamén (xunto con Enrica Agostinelli) dunha das suxestións de lectura desta semana: Carrapuchiña Branca.
A outra proposta, menos lúdica, é a lectura dun relato do magnífico libro de contos publicado por Errata Naturae, Huellas, de Ida Fink, unha muller que aos vinte años foi internada no campo de concentración da súa cidade natal, Zbaraz.
A viaxe de Rosalía de Larraitz Urruzola.
Congratulámonos de poder recibir, por segundo ano consecutivo, aos alumnos do Liceo Statale Alessandro Volta de Colle di Val d’Elsa, no corazón da Toscana.
En principio, Catalina de Siena non podería estar a ler a Alberto Moravia, Erri di Luca ou ás poetas italianas que conforman as suxestións de lectura desta semana.
Ou si?
ENCUENTRO CON DIANA ARADAS
Emiliana leyó a Baudelaire, Pessoa, Keats, Orwell y Huxley. A Lope y a Bécquer.
Diana Aradas también leyó a Franz Kafka y, por qué no decirlo, a Philippe Claudel.
Nosotros hemos leído a Billy Collins y hemos confirmado, en la crudeza de los autorretratos de William Utermohlen, que la realidad es una construcción personal.
Emiliana una vez supo que no todos elegimos, como Emily Dickinson, la soledad y el confinamiento.
Y no obstante, ya respiremos oxígeno puro en la orilla del océano, ya os conformemos con el leve hilillo de aire que lleva el olor del yodo a la habitación apestillada, para todos la vida es como una caja de cristal.
A todos nos traiciona, decimos, la memoria. Y no. No hay traición. Es nuestra mente la que acomoda los recuerdos, la que los lima y engarza sobre un relato que deambula torpe, como un borracho sobre arenas movedizas. Y sí. ¡Cuántas veces nos faltan las piezas!
La casa, en la que a Emiliana le parece que no mañanea el día, sólo deja entrar la luz por la ventana que mira al mar.
Nosotros, que todavía estamos de este lado de la gatera, sabemos del dolor del que dispensa, con delicadeza extrema, los cuidados. Sabemos de la precisión quirúrgica con la administramos nuestra simulación piadosa. Y, sí, también como Emiliana, odiamos los espejos.
Somos hijasmadres. Somos madreshijas.
Aún somos.
Francisco Rodríguez Coloma
&
Ana Tomé
Lecturas simultáneas o sucesivas?
Nas suxestións desta semana, un relato de Olga Patiño e unhas coplas de Jorge Manrique coas que dialoga un poema de Benjamín Prado.
Na fotografía de Philippe Halsman os bigotes de Salvador Dalí traspasan o xornal.
Esa mesma sensación de transrealidade poderán sentir os lectores dos relatos de Jaureguízar e Claudia Hernández.
Pregunta Gisela Navarro Fuster cal é o noso superpoder.
Pois o máis seguro é que non teñamos ningún.
Aínda que, postos a cometer o erro de dar unha resposta rápida e pouco meditada, poderiamos ter sinalado a libertade de procurar conscientemente o coñecemento.
E, non cabe dúbida que, para ese fin, axuda, máis que moito, ler.