UNA VERDAD IMPOSIBLE DE REVELAR
Ya era hora de decirle a Marta la verdad que iba a destruir su mundo. Sus padres se habían decidido después de muchas discusiones. Pero, cuando vieron a su niña corriendo hacia el árbol con la esperanza de que los Reyes Magos le hubieran traído algo, se miraron en silencio durante unos segundos. Después, de su boca sólo pudieron salir dos palabras: ¡Feliz Navidad!
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