[NUC ORW 198]
Era un día frío y luminoso de abril y los relojes estaban dando las
trece. Winston Smith, con la barbilla clavada en el pecho en un esfuerzo
por escapar al desagradable viento, pasó a
toda prisa entre las puertas de cristal de las Casas de la Victoria,
aunque no lo bastante rápido para impedir que se colara
tras él un remolino de polvo y suciedad.
El vestíbulo olía a col hervida y a esteras viejas. En un extremo
habían colgado en la pared un cartel coloreado y demasiado grande para
estar en el interior. Representaba solo una
cara enorme de más de un metro de ancho: el rostro de un
hombre de unos cuarenta y cinco años, con un espeso bigote
negro y facciones toscas y apuestas. Winston se dirigió a las
escaleras. Era inútil tratar de coger el ascensor. Raras veces
funcionaba y en esos días cortaban la corriente eléctrica durante las
horas diurnas. Era parte del impulso del ahorro en
preparación para la Semana del Odio. El apartamento estaba
en el séptimo, y Winston, que tenía treinta y nueve años y una
úlcera varicosa en el tobillo derecho, subió despacio, parándose a
descansar varias veces. En cada rellano, enfrente del
hueco del ascensor, el cartel con el rostro gigantesco le contempló
desde la pared. Era uno de esos carteles pensados para
que los ojos te sigan cuando te mueves. «El Hermano Mayor
vela por ti», decía el eslogan al pie.
MICHAEL RADFORD, 1984, 1984, 113 minutos.
O trailer desta película pon medo (tanto como a novela). Para rebaixar a tensión, aportamos unha curiosa mostra de arqueoloxía dixital: o anuncio dun dos primeiros PC's da compañía da mazá que homenaxeaba (ou parodiaba) 1984.
Ningún comentario:
Publicar un comentario