[NC PER spa]
Micol Carena sale del instituto con la mirada fija en la espalda de Lucas Bayo y trata de no perderlo de vista entre la riada de alumnos que abandonan el edificio; el sol de las tres menos diez cae en vertical y Lucas se ilumina ante ella como si una luz le insuflase vida sobre un escenario a oscuras. Micol siente un vacío en la boca del estómago, ¿qué tipo de foco utilizaría para mostrar el modo en que Lucas aparece cada mañana en clase?, ¿con qué música destacaría sus ojos del color del acero brillante?, ¿y cómo enfatizaría ese aire de recién llegado que aflora de él cuando trepa a las gradas de la cancha de baloncesto y se parapeta tras los auriculares del iPod como si no hubiese nada en el mundo que mereciese la pena? Lucas se abre paso entre los coches estacionados y monta en el Renault Mégane metalizado de cada tarde. Micol se detiene a unos veinte metros de distancia y observa cómo Lucas, tras abrocharse el cinturón, se queda con la vista clavada en el parabrisas como si tampoco la mujer que está al volante, Micol supone que su madre, mereciese la pena; el Mégane se incorpora al tráfico de la carretera 1413-b y desaparece en dirección a la autovía C-17.Todo exactamente igual que en los nueve días que llevan de curso.
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