Estas dos últimas semanas los alumnos de segundo de bachillerato de asistieron a sus dos primeras reuniones del club de lectura, donde pudieron disfrutar de la proyección de dos cortometrajes: Paraísos Artificiales y Express, de la mano del profesor de lengua castellana Francisco Rodríguez.
Ambos filmes impresionaron a la mayoría de los estudiantes, no solo por ser unos de los mejores cortometrajes del cine español, sino por el tratamiento que en ellos se realiza respecto al tema de las drogas.
Achero Mañas, el director de Paraísos Artificiales, nos presenta cinco paraísos a lo largo de la vida de un niño, hasta que este llega a la adolescencia. Los paraísos corresponden con la felicidad de la infancia, el pegamento, la marihuana, el LSD y finalmente con la heroína. Por último vemos como el protagonista ya adolescente, Pablo, está ingresado en un centro de desintoxicación, pero no renegará de su adicción puesto que no le importa que sus paraísos sean artificiales, solamente quiere ser feliz y morir habiéndose drogado previamente.
Desde un punto de vista totalmente diferente, Daniel Sánchez Arévalo, el director de Express; nos transporta a la historia de una hija que regala una vieja olla a presión a su madre. Pero a cambio de esto se llevará su máquina de coser, como ya se había llevado el cuadro de su abuelo y otras muchas cosas de la casa para poder seguir consumiendo estupefacientes. La madre, sobrellevada finalmente por la situación, pone la olla estropeada al fuego y encierra a su hija con ella en la cocina hasta que explota.
Al finalizar los cortometrajes todos los asistentes permanecieron callados hasta que el profesor decidió preguntarles su opinión al respecto de lo que acababan de visualizar. La respuesta generalizada fue impactante, ya que muchos de los alumnos nunca antes habían presenciado una película o cortometraje que tratase las drogas desde tal dura visualización.
Ambos filmes impresionaron a la mayoría de los estudiantes, no solo por ser unos de los mejores cortometrajes del cine español, sino por el tratamiento que en ellos se realiza respecto al tema de las drogas.
Achero Mañas, el director de Paraísos Artificiales, nos presenta cinco paraísos a lo largo de la vida de un niño, hasta que este llega a la adolescencia. Los paraísos corresponden con la felicidad de la infancia, el pegamento, la marihuana, el LSD y finalmente con la heroína. Por último vemos como el protagonista ya adolescente, Pablo, está ingresado en un centro de desintoxicación, pero no renegará de su adicción puesto que no le importa que sus paraísos sean artificiales, solamente quiere ser feliz y morir habiéndose drogado previamente.
Desde un punto de vista totalmente diferente, Daniel Sánchez Arévalo, el director de Express; nos transporta a la historia de una hija que regala una vieja olla a presión a su madre. Pero a cambio de esto se llevará su máquina de coser, como ya se había llevado el cuadro de su abuelo y otras muchas cosas de la casa para poder seguir consumiendo estupefacientes. La madre, sobrellevada finalmente por la situación, pone la olla estropeada al fuego y encierra a su hija con ella en la cocina hasta que explota.
Al finalizar los cortometrajes todos los asistentes permanecieron callados hasta que el profesor decidió preguntarles su opinión al respecto de lo que acababan de visualizar. La respuesta generalizada fue impactante, ya que muchos de los alumnos nunca antes habían presenciado una película o cortometraje que tratase las drogas desde tal dura visualización.
Amaia Tomé
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